Princesa Adlib (II)

El Adlib, en crisis

La popularización del fenómeno Adlib pronto llamó la atención de diseñadores, tiendas de ropa y magazines de todo el mundo. De forma paralela a su éxito, surgieron las primeras crisis, siempre centradas en la controvertida figura de Smilja, a quien algunos señalaban como una mujer manipuladora, que se había inventado el título de princesa y que se estaba enriqueciendo a costa de la moda de Ibiza. De hecho, en algunos círculos se la llegó a bautizar como ‘madame quinze pour cent”.

En 1976, un grupo de diseñadores molestos con la férrea dirección que imponía Smilja y con las tasas que debían pagar para participar en la Pasarela Adlib decidió montar un desfile alternativo.  En el año 1983 la crisis se agudizó hasta tal punto que algunas de la firmas más destacadas de entonces –Paula’s, la Rosa Negra, Nacho Ruiz, Dora Herbst– decidieron apartarse de la pasarela oficial Adlib.

Adiós, princesa

En 1994 la muerte de Smilja dejó huerfána a la moda Adlib y abrió una nueva etapa de crisis, en la que se planteaba si el fenómeno podría sobrevivir al fallecimiento de su creadora e impulsora. El Patronato de la Moda, gestionado desde el Consell Insular, siguió impulsando la promoción de la moda de Ibiza y manteniendo los populares desfiles, que se han seguido celebrando hasta hoy. Muchas cosas han cambiado, del blanco immaculado de los primeros tiempos se ha pasado al uso de colores tierra, azules y marrones. Los diseños y los materiales también se han adaptado a los nuevos tiempos y ha nacido una horda de creadores que, manteniendo el espíritu original del Adlib, han sabido reinventarlo.

La moda Adlib pudo sobrevivir a su princesa.  Smilja fue una figura controvertida, amada y odiada a partes iguales, pero sin lugar a dudas dejó un legado que se sigue vivo cuatro décadas después. Sobre su controvertido título nobiliario, nadie ha podido mostrar pruebas que negaran su autenticidad , que ella siempre defendió: “Soy princesa por real decreto del rey Pedro II de Yugoslavia, que fue un buen amigo y quien me concedió este título en 1945. Y puedo demostrarlo”.

por Judit Carcasona

Agradecemos la colaboración de la Biblioteca Municipal de Eivissa y del Arxiu d’Image i So del Consell d’Eivissa para la realización de este reportaje